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Los sueños reviven, pero ¡pueden matar!

«Seamos realista, y hagamos lo imposible» Ernesto Ché Guevara.

Desde jóvenes, al principio de un nuevo universo por conocer pero que ya está explorado, nos proponemos desde el inicio realizar planes y metas para alcanzar. Las imaginaciones nos levanta el ánimo, las ansias de lo “bueno” que se aproxima, las creencias de lograr gigantescos proyectos que anhelamos traspasar como barrera, y a fin de recorrer este gran maratón, la tarea es recibir aquella energía de gloria y victoria de recompensa, donde el llamado status de vida y personal avanza de jerarquía, algo así que sobresalimos del promedio en el cual fuimos estuvimos zambullidos una vez. En conclusión, al inicio todos hacemos antelación desde la visión del futuro guiándonos por las victorias, vemos cómo viven esos que alcanzaron su cumbre y disfrutan de sus electos placeres que dedicaron su esfuerzo forjados como árbol que da frutos durante varios años.

¡He ahí, comienza el problema! El destino de los hechos guía sólo si das tus pasos, señalas hacia dónde quieres ir, y dependiendo de los movimientos que hagas, tu ambiente mental y el ambiente de la naturaleza se conectan y dan el resultado completo del sistema que das riendas: si lo hiciste en tu tiempo adecuado, los elementos que lograste adquirir.

¿Qué movimientos? Sea como puedas desenvolverte, creas tu historia personal en el espacio. Afirmo que poseemos ilusiones, tanto como nos fortalecen la moral para seguir, también pueden convertirse en desilusiones, dos cosas que sembramos en nuestras cabezas al mismo tiempo sin culpa de nadie. Me sorprendo que exista gente con armadura de calidad y corazón fuerte por los miles de fantasmas implorando su derrota, pero siguen erguidos buscando la luz; supongo que clausuran sus sentimientos y emociones o sus sueños son fomentados por elemento determinado, ya sea de manera positiva o negativa. Confieso que cuando los defectos personales se solucionan, se obtiene un paso más a la madurez del camino que se está recorriendo. 

En fin, las personas dejan de soñar cuando se estancan en un muro donde ya no hay más conducción de adelanto, sino sólo poseen lo que les dice su mapa. Una especie de “incredulidad” les da la base a sus ideas, y bueno, saben que ese sueño se convierte en realidad debido a otras aspiraciones que lograron alcanzar, o hasta muchos que lo alcanzaron, y a cabo del tiempo les parece que echó raíces o al contrario nada. Allí actúa la realidad cuando se observa el pasado y las características que engendró los hechos de la estabilidad en que te encuentras ahora: así se puede tomar coordinación en el presente para dar anclas al futuro deseado. Por eso digo que al destapar el velo que adornaba el sueño, el corazón muestra la conclusión con relación a lo que luchaste. Afirma si lo hiciste bien y dejó arenas para la construcción de tu hogar, o no dio recompensa, por eso sigues igual con tus problemas.  

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